Cuando se menciona la palabra emprendimiento tenemos cierta imagen joven, asociada al éxito, pensamos quizá también en aplicaciones digitales o en ideas que tienen que ver con herramientas web, pero el concepto de emprendedor va mucho más allá, se complejiza a medida en que entendemos realmente todo lo que conlleva capitalizar una idea y volverla real.
Así, tenemos que para ser emprendedor necesitamos mucho conocimiento táctico, y es necesario contar con un instinto frente a las problemáticas del sector, tener soluciones fáciles e innovadoras a problemas que a veces ni siquiera sabíamos que existían en la vida. Así, y junto a una gran cantidad de emoción, empeño e imaginación, tendremos lo necesario para comenzar a materializar este sueño.
Lo que muchas personas no ven de primera mano es que cuando tenemos una idea y queremos lanzarla al mercado, se debe crear una empresa, un emprendimiento que se maneja al comienzo como una startup y que irá creciendo y tomando fuerza con el tiempo. Por lo que nos referimos a una microempresa, con todo lo que ello implica: recurso humano, finanzas, análisis contables, análisis de mercado, campañas publicitarias, entre tantas más que son necesarias.
Ya tengo una idea, y ahora… ¿quién podrá ayudarme?
Hay quienes asumen que la universidad y el emprendimiento no se mezclan, que para ser emprendedor debés desafiar los flujos comunes de la educación y lanzarte a la deriva, por tu cuenta y con suerte lo lograrás. La realidad es que hay un pequeño porcentaje de personas que lo logran de esta manera y es real; pero cuando decimos pequeño, es porque realmente las posibilidades de triunfar sin un conocimiento técnico global para el manejo de una microempresa son bastante reducidas. Es acá donde entran diferentes tipos de programas que te ayudarán a entender el funcionamiento de lo que necesitás hacer, para impulsarte y ser lo suficientemente estable para materializar tu proyecto.
¿Cuándo tiene éxito un emprendedor?
La realidad es que el tiempo que se consume desde que se gesta la idea hasta que se lanza al mercado (aún no hablemos del tiempo que pasa hasta que este tiene éxito) puede ser un periodo prolongado, esto es porque es necesario tener bastante organizada cada área para que ningún proceso quede incompleto. Por ejemplo, si tenemos un producto X es necesario realizar su descripción completa para poderlo vender, también se deben tener los canales para su promoción y para ello es necesario tener piezas gráficas que comuniquen visualmente la oferta del producto. Adicional, el canal no debería tener solo una publicación del producto, sino más bien varias para definir una personalidad de la marca que lanza ese producto, tiene que transmitir los valores de la compañía (así sea de solo un empleado) y tiene que reflejar estabilidad, seguridad y confianza.
Poco a poco, algo tan específico como un producto se convierte en una serie de procesos que involucran fotografía, diseño, redes sociales, un sitio web, mercadeo, y mucho más, porque todo ello requiere de una cierta inversión y todos los gastos deben estar controlados y contabilizados para entender también las inversiones que realiza la empresa, solo por nombrar un ejemplo específico de un área.
Así, entendemos un poco más que para el desarrollo de cualquier proyecto se requiere tiempo, y este irá determinado por la cantidad de horas que le dediqués. No hay un tiempo establecido o límite, pero como te comentamos previamente, sin una base de conocimientos es probable que debas investigar y preguntar a personas expertas en ese campo, lo que llevará a que el proceso sea un poco más extenso.
¿Si cumplí 20 años ya no puedo ser emprendedor?
Existió una tendencia en la que para ser emprendedor parecía que debías ser muy joven y resaltar como una figura estrella de tu generación, porque de lo contrario se te consideraba que simplemente formabas una microempresa dentro del sector, siendo esto visto como algo normal y sin méritos extraordinarios. Sin restar importancia a estos sucesos que marcan ciertos hitos en la historia, es necesario que se revise cómo estos hechos sorprendentes pueden ser excelentes ejemplos y sacar la mejor enseñanza de cada uno, aunque estos no sean el común denominador de los emprendedores.
Para ser emprendedor:
- No hay que tener una edad específica, pero sí una motivación implacable.
- No es necesario tener mucho dinero, pero sí una gran idea y poder de convencimiento para que otros crean en tu proyecto.
- No es necesario vivir en una parte específica del mundo, sino generar una estrategia de comunicación ganadora.
- No necesitas muchos estudios especializados, pero sí debés tener un conocimiento sólido en administración de empresas.
- No debés ser la persona con más contactos sociales ni el más popular, pero sí debés influir positivamente en las actividades o trabajos de otros para brindarles soluciones que enamoren.
Pensá en tu idea, pensá en si realmente es ganadora y perseguí ese sueño. En USAM tenemos mucho conocimiento para ofrecerte a vos y que podás sacar adelante ese proyecto.